Hockey hierba
« Si mantienes un buen nivel de rendimiento y competición, hay que confiar en que los resultados llegarán ».
Bárbara Malda Salinas, nació en San Sebastián hace 31 años. Es deportista de alto nivel desde los 16, y casi 100 veces internacional con la selección española de hockey-hierba. Además de los premios individuales cosechados (máxima goleadora en el Preolímpico de Azerbayán), ha participado en dos Juegos Olímpicos con la selección: Atenas 2004 (10ª posición) y Pekín 2008 (7ª posición). Oro en el Preolímpico de Baku (2008) y oro en el Preolímpico de Nueva Zelanda (2004), son sólo alguno de los éxitos que conforman su palmarés. Hace dos años sufrió una lesión que la alejó durante un tiempo del deporte, y el pasado mes de agosto anunció su retirada de la competición.
Además de una estupenda deportista, es Psicóloga con formación en Psicología del Deporte. Ha estado con Psicoxim, y ha respondido muy amablemente a todas nuestras preguntas.
Hace poco que has anunciado tu retirada de la competición deportiva, ¿qué ha significado para ti tomar esta decisión? ¿cuáles son tus nuevas metas?
La decisión de abandonar de forma definitiva el hockey y las causas que han llevado a tomar dicha determinación, han traído una reflexión, no sólo profunda, sino también prolongada en el tiempo. Este tipo de situaciones no resultan fáciles, pero en mi caso particular, la decisión de poner punto final a mi carrera, ha estado muy condicionada por las circunstancias físicas actuales: en el último año, he pasado por dos operaciones de tobillo y, a día de hoy, sigo sin tener una recuperación completa. En este sentido, puedo decir que la lesión y las secuelas que vengo arrastrando hace meses, han significado el abandono total de la alta competición.
En mente, tengo varios proyectos que afronto con ilusión, sin bien es cierto que mi primer objetivo en el futuro inmediato es hacer una recuperación completa del pie. Por otro lado, en el aspecto profesional, espero y deseo tener oportunidades que me lleven a desempeñar mi verdadera vocación, la psicología deportiva.
A los 16 años entraste a vivir al CAR de Madrid, ¿Qué podrías decirnos de esa experiencia? ¿Qué recomendaciones le das a los jóvenes que están en esa situación para que sea lo más adaptativa posible?
Así es. A los 16 años me marché de casa (vivía en Bilbao con mi familia) para ingresar en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, donde estuve 8 años. Lo que destaco de mi paso por el CAR, es el desarrollo de mi autonomía, en todos los aspectos. A a las situaciones de mayor o menor dificultad a las que me enfrentaba como deportista cada día, se añadía el vivir fuera del entorno familiar, sin el apoyo y protección que dan unos padres, con unas normas y hábitos diferentes a los de casa, conviviendo con personas de distintas disciplinas deportivas y con una cultura diferente, etc. Todo eso, me ayudó a desarrollar una profunda auto-gestión.
Mi principal consejo a los jóvenes deportistas que viven o van a vivir en un CAR es que no descuiden sus estudios. Los chicos deben ser conscientes que necesitan una buena formación y preparación académica, pues muy probablemente, no van a poder vivir de su deporte, pues la mayoría de los deportes (como el hockey), son minoritarios, con todas las implicaciones conocidas. Hay que tener muy presente que el «plan» de los estudios no va a fallar, mientras que un futuro deportivo no le está asegurado a nadie. Cualquier circunstancia deportiva o extra-deportiva puede llevar al abandono total o parcial la práctica deportiva: una lesión, la no renovación de ayudas o becas, no querer seguir practicando hockey por motivos personales, etc. Si eso falla, ¿a qué recurrir entonces si no se tiene la base de unos estudios?
El hockey-hierba español no está pasando su mejor momento. En el pasado Campeonato de Europa, a pesar de que las dos selecciones (masculina y femenina), obtuvieron plaza para los próximos Juegos de Río, no vimos su mejor juego… ¿A qué crees que es debido? ¿Qué habría que mejorar para volver a estar en lo más alto?Quizás por “deformación profesional”, soy una persona que analiza y valora las situaciones desde varios ángulos y desde una perspectiva global, teniendo en cuenta los diversos factores que pueden influir. En este sentido y contestando a tu pregunta, habría que empezar considerando que, tanto en la selección masculina como en la femenina, se han producido una serie de cambios importantes. En primer lugar, ha habido una renovación de los equipos: desde los propios entrenadores a los jugadores, pasando por las metodologías de trabajo, las costumbres, etc. Adaptarse, acondicionarse a todos esos cambios, lleva tiempo y para ello, se necesita paciencia. Además, no se deben obviar otras circunstancias que, creo también pueden ser determinantes en estos casos: la crisis económica, la falta de recursos materiales y humanos, etc. Pienso que todo eso, en su conjunto, afecta a las posibilidades y oportunidades de entrenar y competir maximizando los recursos. Por otro lado, hay que confiar en que los resultados van a llegar si se mantiene un buen nivel de rendimiento y competición. En el deporte, jugar bien, competir bien, rendir a un nivel alto, tener buenas actuaciones… no garantiza que se vaya a ganar. Sin embargo, ésa es la única vía y el camino más fiable que puede llevar a obtener resultados. En este sentido, hay que creer en el valor de la continuidad.
Según tu experiencia, ¿Qué papel juega la Psicología del Deporte actualmente en España?
Hoy en día, la mayoría de las personas reconoce que la psicología del deporte tiene un lugar de mayor importancia en el deporte, tanto en la obtención del máximo rendimiento deportivo, como en la ayuda y apoyo al bienestar general de los deportistas y entrenadores. A estas alturas, pocas personas piensan que el deportista/entrenador que trabaja con un psicólogo es porque está loco o tiene un problema personal o de salud mental. Al contrario, se comprende perfectamente que el psicólogo ayuda a optimizar el rendimiento deportivo entrenando a las personas para que desarrollen su potencial mental. Y esto, sin duda, supone un gran avance. En este sentido, existe un creciente interés por la psicología del deporte.
Pero es cierto que hay algunos deportistas y técnicos que dicen “no creer en la psicología”, algo que es tan absurdo como decir que no se cree en la geografía o las matemáticas. Es curioso ver cómo, de hecho, los mismos que dicen eso, se esfuerzan, por ejemplo, en motivarse o en transmitirse confianza a ellos mismos o a otras personas (un entrenador que motiva y anima a su equipo), sin reparar en que, lo que intentan, es aplicar la psicología. Afortunadamente, cada vez son más los deportistas y entrenadores que se dan cuenta de la enorme trascendencia de la psicología para aumentar las posibilidades de éxito.
Como sucede en cualquier profesión, existen mejores y peores psicólogos del deporte (al igual que hay mejores y peores entrenadores, directivos, jugadores, etc.) y no siempre los psicólogos hemos sabido aportar los mejores servicios a deportistas y entrenadores, lo que en ocasiones nos ha restado credibilidad. Pero no es una cuestión de creer o no creer, sino de elegir al profesional adecuado, confiar en él y establecer las condiciones apropiadas para que pueda desarrollar su función.
¿Cómo se prepara la Selección de cara a una cita importante, como pueden ser unos Juegos Olímpicos?
En el aspecto psicológico, creo que la clave es la adaptación. La psicología del deportista olímpico no comienza unas pocas semanas antes de los JJOO, sino que es un trabajo de meses e, incluso, años anteriores. El camino hacia unos Juegos Olímpicos es largo y está lleno de esfuerzos, de perseverancia, de decisiones, de empeño… cualidades que deben mantenerse a pesar de las posibles frustraciones y dificultades que irán apareciendo. Contratiempos en las relaciones, expectativas incumplidas, planificaciones imprecisas. La exigencia, el trabajo diario y el esfuerzo desmedido pueden llevar a pensamientos de abandono, y también a la desmotivación. En todos esos casos, el papel de la psicología es fundamental.
En el último tramo previo a los Juegos Olímpicos, de lo que se trata es de ir adaptándose a las particularidades de la competición: el equipo en general y el deportista en particular, está acostumbrado a ir cambiando de escenario deportivo, pero la puesta en escena de unos JJOO es especial. Por eso, conviene adelantarse y trabajar la adaptación a todo eso, que resulta novedoso: la aclimatación al nuevo lugar físico, la convivencia, y sobre todo, los momentos previos a la competición. Y ya en competición, es el tiempo de la total entrega. El deportista sabe lo que tiene que hacer pues todo ha sido estudiado y planificado, debe confiar en sí mismo, en el esfuerzo realizado y en el aprendizaje logrado. Finalmente el escenario es el ansiado y esperado: es su momento, el momento de competir.
Actualmente colaboras con el CSD (Consejo Superior de Deportes) en Madrid, ¿en qué consiste tu trabajo con ellos?
Una de las prioridades del Consejo Superior de Deportes es ofrecer un apoyo integral al deportista de alto nivel durante su vida deportiva y al finalizar la misma y todo esto cobra una sensibilidad especial cuando hablamos de deportistas menores de edad. Hará unos dos años, el CSD observó la necesidad de trabajar activamente en la protección de la integridad de los deportistas menores y, para ello, puso en marcha un programa centrado en aspectos preventivos y de minimización del riesgo, que trabajamos en grupo: entrenadores, psicólogos, dirigentes federativos, servicios educativos, etc. Mi trabajo en el programa consiste en reunirme una vez al mes con esas personas en charlas conjuntas, donde expones casos reales y realizamos un seguimiento de los posibles riesgos futuros de los deportistas. Es decir, no presto apoyo individual directo a los deportistas, sino que participo en el análisis y en la identificación de las posibles áreas de conflicto entre los deportistas y su entorno, ayudo en la reflexión de los factores implicados y comparto ideas sobre las medidas de protección para un desarrollo saludable de los deportistas menores.